En 1965 la firma Ingeniería y Construcciones entregó el edificio del Banco Industrial Colombiano (BIC), ubicado en la esquina de la calle Colombia con Carabobo. Fue concebido como una obra de embellecimiento para Medellín en la que se invirtieron más de 15 millones de pesos. Para ese entonces, el edificio era el más confortable y funcional que se hubiera construido en la ciudad en material bancaria y comercial. En el nuevo BIC se instaló la sede de las directivas y una sucursal.
Con la fusión del BIC y el Banco de Colombia en 1998, esta pasó a convertirse en la sede principal y centro de operaciones del nuevo banco: Bancolombia. Con el traslado de las oficinas a la nueva sede de Bancolombia, ubicada en Ciudad del Río, en el edificio actualmente permanecen algunas dependencias que se encargan de la administración del área de créditos del banco.
El nacimiento del BIC
Fachada del Banco Idustrial Colombiano en el Edifico Girardot. Gabriel Carvajal, 1964.
En 1945, año en que sus operaciones el Banco Industrial Colombiano, Medellín llegaba al final de un importante período de transición. El poblado provinciano del siglo XIX y principios del XX cuya élite estaba compuesta por personas que concentraban las actividades del comercio, la industria, la urbanización, las organizaciones cívicas y la dirección del gobierno local, estaba en trance de convertirse en la segunda ciudad de Colombia. De hecho era ya su principal centro fabril y poseía una estructura social más flexible y móvil que la del resto del país, pues el acceso al grupo dirigente estaba abierto a quienes fueran capaces de salir adelante por su propio esfuerzo.
Medellín poseía en ese año cerca de 220.000 habitantes, una población pequeña con respecto al total nacional, pero con un crecimiento notable a partir de 1938. Sus moradores eran de extracción campesina, pero ya se levantaba la primera generación urbana; la ciudad y su área de influencia tenían una gran tendencia a la actividad industrial, que ya para entonces representaba la cuarta parte de la producción manufacturera del país.
El inicio de operaciones del Banco Industrial Colombiano, a principios de 1945, fue el resultado de muchos factores que se presentaron en forma simultánea tanto en el ámbito regional antioqueño, corno en el contexto nacional e internacional. La industria, que se encontraba en un momento de buen crecimiento, favoreció la creación del BIC, lo que facilitaría el oportuno aprovechamiento de los excedentes de capital acumulados por empresas y empresarios de Antioquia al término del conflicto mundial, capitales que no habían podido utilizarse en la compra de bienes producidos en el exterior, debido a la supresión del comercio como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial.
A ello se agregaba la necesidad de acelerar la construcción de la infraestructura de servicios que demandaba el proceso de urbanización que vivía el país y la región, la urgencia de incrementar la actividad financiera en diferentes áreas y de ampliar el crédito en los campos agroindustriales y de comercialización interna y externa, que requerían los sectores económicos que crecían en forma significativa en Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla.
El momento de la fundación del BIC coincidió además con la reactivación de un sentimiento político- regionalista antioqueño en reacción al centralismo de Bogotá, resurgimiento que ayudó a conformar un especial movimiento de liderazgo empresarial e industrial, también de carácter regional, denominado "Corporación Patriótica de Antioquia" cuyo lema era: "Por Antioquia y por Colombia".
Pero además de los factores económicos y estructurales señalados, hubo un elemento humano de gran trascendencia que posibilitó la fundación del Banco Industrial Colombiano: el espíritu empresarial de un grupo de personas que reunían capacidad de liderazgo, prestigio social a nivel regional y nacional, sentido ético de los negocios, idoneidad financiera y una gran experiencia acumulada en otras actividades económicas.
Construcción del edificio Banco Industrial Colombiano. Digar, 1955.
Los promotores y fundadores del Banco fueron verdaderos líderes regionales con una vasta proyección nacional y con un profundo conocimiento de la situación internacional y de la influencia de esta última en las actividades económicas y en los negocios del país. Nos referimos a Gabriel y Alejandro Angel Escobar, Carlos Gutiérrez Bravo, Jorge de Bedout del Valle, Pedro Estrada González, Pedro Vásquez Uribe, Roberto Vélez Vélez, José María Bernal Bernal, José Gutiérrez Gómez, Carlos J. Echavarría M., Jorge Escobar Alvarez, entre otros.
Al crearse el BIC, Antioquia se encontraba -en comparación con su dinamismo en otras actividades económicas- rezagada en el aspecto financiero. Las preponderantes eran las actividades históricamente más representativas de la vida de la región, tales como la minería del oro, el comercio (regional, nacional e internacional), la cultura cafetera del minifundio productivo, la comercialización interna y externa del grano, y por último la industrialización, que fue el proceso líder en el país durante la primera mitad del siglo XX.
Las múltiples quiebras bancarias en Antioquia en el siglo pasado y en los primeros años del presente, explican en cierta medida la aprehensión y el recelo paisas hacia la conformación de instituciones bancarias en la región y el atraso financiero correspondiente. La experiencia financiera no había sido tan amplia, ni tan sólida, ni tan exitosa como la adquirida en otros sectores.
Los primeros intentos de banco en Antioquia -alrededor de 20 entidades- surgieron en la segunda mitad del siglo XIX y estuvieron estrechamente ligados al comercio de importación. Fueron promovidos por grandes comerciantes mayorista que eran a su vez sus mayores accionistas y se servían de ellos para la realización de sus actividades de comercio exterior. Estas entidades también prestaron dinero al Estado Soberano de Antioquia y a los particulares, pero no pasaron de ser incipientes núcleos bancarios (Banco Mercantil, Banco de Sucre, Banco de Medellín, Banco del Progreso, entre otros).
Desde la segunda década del siglo, Antioquia dependió en cierta medida de las actividades del Banco Comercial Antioqueño, que para ese entonces y desde su fundación en Bremen (1912), tenía el nombre de Banco Alemán Antioqueño. A causa de la Primera Guerra Mundial la sede de la oficina principal se trasladó a Medellín y la oficina de Bremen pasó a ser sucursal. Más tarde, en 1942, se transformó en el Banco Comercial Antioqueño, cuando se enajenaron los bienes de las empresas y de los ciudadanos alemanes, debido al conflicto bélico mundial. Otra entidades de carácter nacional como el Banco de Colombia y el Banco de Bogotá también tenían sucursales en la ciudad y atendían regularmente la financiación de los negocios regionales.
*Fragmento extraído del libro Banco Industrial Colombiano, publicado por la Fundación Antioqueña para los Estudios Sociales –FAES- en 1995.