Un camaleón ajedrezado que todavía es motivo de polémicas
El Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe luce como un camaleón ajedrezado que no encontró con qué mimetizarse. En la época de su construcción, como Palacio de la Gobernación, no estuvo libre de polémica. Los católicos se santiguaban cuando pasaban por su lado, pensando que era una iglesia; el poeta León de Greiff lo llamó la “abadía de Goovaerts” y el artista Pedro Nel Gómez pidió su demolición.
En 1925, el arquitecto belga Agustín Goovaerts comenzó la obra del Palacio también llamado de Calibío, por la calle colindante. Goovaerts regresó a su país en 1928 y sin su presencia sólo se terminó la cuarta parte del diseño original.
Hasta el año 1987 funcionó como la Gobernación de Antioquia, hoy es un espacio para el arte y la cultura abierto al público, con auditorios, sala de cine (que funciona en la cúpula), amplias terrazas con vista a la Plazoleta de las Esculturas y donde además se encuentra el Archivo Histórico de Antioquia, la Biblioteca Departamental Carlos Castro Saavedra, la Fonoteca Departamental y el Centro de Documentación Musical Hernán Restrepo Duque (con más de trescientos mil fonogramas, entre grabaciones musicales, programas radiales, grabaciones de obras literarias y discursos), la Sala de Patrimonio Artístico, la Sala Rafael Uribe Uribe, y una galería de arte.