Museo de Antioquia, Fotografía Juan Fernando Ospina

Tener un espacio para exhibir las obras de uno de los artistas más reconocidos del mundo, en pleno Centro de Medellín, sólo estaba en los planes de algunas mentes delirantes. El Museo de Zea, instalado en 1955 cerca al Palacio Municipal, veinte años después llevaba una vida agonizante. Hasta que apareció el artista Fernando Botero, quien prometió donar parte de su obra si se rebautizaba como Museo de Antioquia. En 1983 se cerró aquel trato.

En 1997 el ahora Museo de Antioquia continuaba en crisis, así que se comunicaron una vez más con Botero y lograron una nueva donación: si se construía un nuevo museo, el artista donaría una sala de pintura, otra de escultura, una de dibujo, y un millón de dólares para la construcción de una nueva sede. El museo se reorganizó en el antiguo Palacio Municipal y se recuperó así esa joya arquitectónica, devolviéndole la elegancia con la que fue creada en 1937 por el arquitecto Nel Rodríguez.

No faltó quien apreciara el encanto del espacio, desde Rodríguez que diseñó el edificio y Botero que lo consideró perfecto para el nuevo museo, hasta Juan Camilo Uribe, artista irreverente famoso por alterar imágenes religiosas: en 2005, cuando murió, parte de sus cenizas fueron esparcidas en los jardines del Museo de Antioquia; sitio de descanso perfecto para el artista ateo.

 

LEA MÁS...
Universo Centro Biblioteca Pública Piloto Bancolombia Comfama Confiar Sura Museo de Antioquia Archivo Histórico de Medellín Alcaldía de Medellín EDU Metro de Medellín Cohete.net