La línea del cielo impone una medida a la visión que se incorpora con el continuo descubrimiento de secretas relaciones: la vieja iglesia con su gótico criollo, la arrogancia de los nuevos edificios.
*Fragmento extraído del libro La historia de mi estación. Tramas y tramos del Metro, publicado por la Empresa de Transporte Masivo del Valle de Aburrá (Metro) con el apoyo del Banco Industrial Colombiano (BIC). Artículo escrito por Darío Ruiz Gómez en 1996.
El nuevo espacio simbólico
Como centro cívico y como centralidad simbólica la relación de estos edificios representativos con el río que hoy se recupera como imagen -que es ya una marca urbana- debe ser muy profunda pues la desmembración, el aislamiento debe vencerse uniendo esos elementos, creando contenidos culturales a través de la experiencia directa del uso de unos espacios que no pueden seguir ignorándose entre sí. ¿No es ya un hito ciudadano el Palacio de Exposiciones? Su permanente ocupación de cara al ciudadano tiene dos aspectos básicos: por un lado informar y mostrar y por otro el de ser lugar de festejo, centro de alegría. De esta manera su función simbólica es ya definida hasta identificarse como lugar de celebración ciudadana, como punto de encuentro de la alegría. ¿Y la relación del Teatro Metropolitano con el resto de la ciudad?
"Para obtener un ambiente bello es necesario reconocer el significado complejo y unitario de los productos que forman el escenario de la vida y proponerse mejorarlo en su conjunto. Es necesario tomar al pie de la letra la afirmación de Mondrian: "El arte desaparecerá de la vida en la medida en que la vida vaya ganando en equilibrio'. Ahora que la arquitectura moderna se interpreta nuevamente como un estilo entre los otros, es necesario, en cambio, reconocer en el 'funcionalismo' de 50 años atrás, el intento (parcial y controvertido) de reivindicar la integridad de la experiencia ambiental, donde valores de uso y valores de contemplación deben volver a coincidir como en el pasado". La claridad con que Leonardo Benévolo señala este problema sirve para situar en nuestra ciudad el alcance de ciertos shocks urbanos producidos por concepciones a veces radicalmente diferentes sobre el sentido de la ciudad y la misión del edificio y que han devenido por desgracia en la desaparición de los valores ambientales y la necesidad de la belleza. Reducir la visión de la ciudad al trazado de planes viales que desconocen un tejido urbano y sobre todo los significados propios de los lugares -datos únicos de la vida humana en su capacidad creativa- fue la causa de que la relación entre sectores, barrios se perdiera, agudizando un conflicto.
Espacios artificiales, formas de la razón, lugares a crear por la costumbre ciudadana. La otra ciudad, la ciudad nueva. Técnica, naturaleza.