Donde nació, creció y empezó a reproducirse la Universidad de Antioquia

Al ingresar a este Monumento Nacional es difícil evitar transportarse en el espacio y en el tiempo. Sorprenden el silencio y la tranquilidad, tan contrarios al ruido del Centro. Y un examen cercano al claustro, a su arquitectura, a los detalles de sus acabados, a sus zócalos, puertas y ventanas, permite percatarse del esmerado trabajo de los maestros y artesanos que a partir de 1982 recuperaron su estructura y mampostería.

Durante la remoción del material sobrante del edificio, los restauradores encontraron una piedra conmemorativa de 1821 y, en la torre de madera que se levanta sobre el frontis, un documento para anotar información sobre el estado del tiempo, lo que hace creer que el sitio fue usado también como observatorio meteorológico.

Por las calles que rodean al edificio —Ayacucho por el norte y Girardot por el oriente— pasa a diario un desfile de transeúntes, que aun sin mirarlo, reconocen al Paraninfo, ese lugar tan hermoso y tan tranquilo, ese oasis.