“Da a luz la paz”, cartelera
Para 1678 el edificio era una capillita de veneración a la Virgen de las Mercedes. Demolida y reedificada en 1802. En 1919 los franciscanos iniciaron la construcción del templo actual, que fue inaugurado en 1926.
El silencio
A medida que se ingresa en el barrio San Benito, en especial por la calle Boyacá, reino de carpinterías, bodegas de reciclaje, mueblerías y ferreterías, el ruido de buses y pregoneros, característico del Centro, se hace más periférico. Entonces el casi silencio adobado con un rumor de motores en el fondo resulta acogedor. Así es, al menos en el día, el sector aledaño a la iglesia que le da nombre al barrio. Lugar de trabajo, de transeúntes rumbo a la plaza Minorista y de habitantes sin casa que arrastran su miseria en costales, a los que en las noches se unen prostitutas y jíbaros. Es por eso que la iglesia es custodiada, día y noche, cerrada y abierta, por tres hombres de una empresa de seguridad, facilitados a la parroquia por la Universidad San Buenaventura. Porque, sea el momento de decirlo, iglesia y universidad son hermanas, hijas de la comunidad franciscana.
La alegría
La iglesia de San Benito fue levantada por María Peladines de La Fuente en 1678, pero fue demolida y reedificada en 1802 por el padre José Antonio Naranjo. En su libro Cosas viejas de la Villa de la Candelaria (1948), Lisandro Ochoa recuerda que el templo estaba consagrado a Nuestra Señora de las Mercedes y cuenta que los días que precedían las fiestas de la patrona “eran el único tiempo de alegría, de galanura, de movimiento en el ambiente monótono, triste, casi monacal que siempre ha tenido el barrio de San Benito”.
En 1900 los franciscanos recibieron la capilla para su administración y de inmediato procedieron a adquirir terrenos contiguos; de tal manera que no solo reconstruyeron el templo, entre 1919 y 1926, sino que hicieron también un convento. Allí fundaron en 1967 el Instituto de Ciencias Socio-Familiares, que derivaría, a partir de 1973, en la Universidad San Buenaventura.
Hoy, el edificio de estilo neorrománico está impecablemente conservado, luego de que en 2011 fuera restaurado para volverlo a su estado original con el ladrillo descubierto. En su interior se custodia el primer sagrario que tuvo el altar mayor del templo en 1920 y se escucha música ambiental para convocar y despedir las siete misas diarias. Porque el templo también se ha modernizado: tiene una pantalla electrónica en la fachada occidental, sobre la carrera 56C, y un televisor de cuarenta pulgadas en el despacho parroquial con vista desde la calle para promover actividades y reflexiones.
La oración
La parroquia de San Benito —de Palermo: el pobre, analfabeto y negro, no San Benito Abad, el estudioso monje de piel blanca— cuenta con un Centro de escucha y orientación llamado Sé feliz, que funciona en el despacho y consiste en un espacio para conversar, consultarle lo divino y lo humano a alguno de los siete curas de turno y hasta para solucionar emergencias más materiales como la de ajustar un pasaje.
Todos los días hay grupos de oración. Acuda al suyo. “Domingos: a San Miguel Arcángel; lunes: al señor de los milagros de Buga, por deudas; martes: a la Virgen de la Salud, por los enfermos; miércoles: a San Benito, por las necesidades de las personas; jueves: a San José Obrero, por empleo y alimentos; viernes: al señor de la Divina Misericondia, por los matrimonios con graves problemas o en proceso de separación; y los sábados al Espíritu Santo, por la salud de los enfermos".