Una calle zarandeada por las transformaciones
Ya no queda nada del paisaje bucólico de hace menos de cien años, cuando el primer tranvía eléctrico transitó entre casas de un piso. Torres de cemento y ladrillo, de mala calidad arquitectónica, peor factura constructiva y pobres cualidades habitacionales, dominan ahora el perfil urbano. Las pocas casas y casonas sobrevivientes quedaron descontextualizadas, y están en proceso de deterioro y a la espera de un comprador que llegue a demoler para construir locales comerciales y más torres de apartamentos.
Por la calle Ayacucho avanza hoy, silencioso, el nuevo tranvía. El bullicio y suplicio contaminante de los buses, que predominó por más de setenta años, se ha ido a otras calles aledañas y ha dado lugar a un espacio urbano donde el tranvía convive con el peatón. Pero el acumulado histórico y la memoria urbana fueron condenados inexorablemente a la desaparición.