En 1927, como acto preparatorio de la celebración del centenario de la muerte del general José María Córdova, el héroe de Ayacucho –caído en 1829–, la Sociedad de Mejoras Públicas erigió una estatua del prócer en el centro del que hoy es el Parque de Boston, esculpida en bronce por el artista santarrosano Marco Tobón Mejía. Desde entonces, el monumento inmortalizó imponente al general, mientras alza una mano y abre la boca para arengar a su ejército, sin que importen las grietas en el pedestal que tanto han mortificado al escritor Fernando Vallejo.